Flores con mascarilla

Granada celebró ayer, aunque de un modo distinto, la Ofrenda Floral a la Virgen de las Angustias.

Los granadinos acuden durante el día de hoy miércoles a honrar a la Patrona, cuya festividad festejamos este 15 de septiembre. Lo hacen de modo progresivo a lo largo del día con la Ofrenda floral que se está celebrando desde por la mañana y que permanecerá hasta las 21 horas, según el horario previsto por la Hermandad Patronal.

Por segundo año consecutivo, se trata de una Ofrenda floral adaptada a la situación sanitaria de pandemia, que, sin embargo, a diferencia del pasado año, sí ha instalado las estructuras metálicas en la fachada de la Basílica para colocar los ramos que se depositan a la Patrona durante todo el día. Una Ofrenda que también es solidaria, con aportaciones económicas y productos de primera necesidad no perecederos o de higiene personal, para ayudar a las familias.

EUCARISTÍA EN HONOR A LAS ANGUSTIAS
A los momentos intensos que este 15 de septiembre cada granadino vive cuando se acerca a la Basílica se une la Eucaristía celebrada en honor a Nuestra Señora de las Angustias, presidida por nuestro arzobispo D. Javier Martínez.

Allí, nuestro arzobispo se dirigía al pueblo de Dios al término de la Santa Misa y explicaba por qué no hay procesión con la Sagrada Imagen de la Patrona, una vez la ciudad pasa a fase 1 en la situación de alerta sanitaria con motivo de la pandemia: “La Virgen de las Angustias reúne el día de su procesión entre 150.000 y 200.000 personas. Eso en la calle, nosotros –la Iglesia, los sacerdotes, los hermanos…- no podemos garantizar el orden de ese número de personas. Pero tampoco le podemos pedir a las autoridades civiles que lo controlen”.

LA MADRE DE DIOS, “SIGNO Y SÍMBOLO DE LA IGLESIA”
En su homilía, nuestro arzobispo también hablaba del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros y de la Madre de Dios se refirió a Ella como “signo y símbolo de la Iglesia”.

“La Virgen ha sido vista siempre no sólo como una figura a la que nos acogemos y Le suplicamos y Le ponemos nuestras penas y dificultades, luchas y combates, y también nuestras alegrías, porque es nuestra Madre; es también el signo y símbolo de la Iglesia”.

“La Virgen acompañó a Su Hijo en la ofrenda de su vida por el mundo. Haz que la Iglesia, asociándose también a la Pasión de Cristo, podamos merecer la Resurrección, el Cielo, la vida eterna”, oró D. Javier mientras se dirigía nuestro arzobispo a los granadinos en su predicación. “Tenemos especial necesidad de recordar esto después del año y medio, o año y nueve meses, que hemos vivido y estamos viviendo, de dolor, de separaciones, de muertes, de preocupación, de miedo, de sufrimiento”.

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