La granadina Virgen del Rosario está vinculada a este hecho histórico.
La imagen de la Virgen del Rosario Coronada de Granada tuvo un destacada vinculación con un hecho histórico: la Batalla de Lepanto. Se trata de un acontecimiento histórico del que pronto se cumplirá el 450 aniversario. El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar una batalla naval en el golfo de Lepanto, entre el Peloponeso y Epiro, que enfrentó a los turcos otomanos contra una coalición cristiana, llamada Liga Santa, integrada por el Papa, la República de Venecia y la monarquía de Felipe II.
En aquella batalla tuvo un especial protagonismo una imagen de la Virgen a la que se sigue dando culto en Granada, la Virgen del Rosario Coronada (‘Rosario de plata’ o ‘la Virgen de Lepanto’, sobrenombre con el que durante mucho tiempo ha sido conocida). En las últimas semanas, la batalla de Lepanto y la presencia mariana en la misma está poniéndose de relieve por una hermandad de penitencia (vísperas) de Sevilla, que incluso quiere conmemorar dicha batalla con una serie de actos entre los que no descarta una salida extraordinaria. ¿Y en Granada, verdadera protagonista de esa presencia mariana en la batalla, se va a conmemorar este hecho histórico?
No sabemos lo que ocurrirá dentro de tres años, pero bueno es tener en cuenta una serie de consideraciones.
Por un lado, reproducimos lo que, al respecto de la presencia de la imagen en la batalla, cuenta la propia Archicofradía del Rosario:
«La efigie de Nuestra Señora del Rosario fue cedida por los Duques de Gor, oficiales de la Archicofradía y bienhechores de la misma, en 1552. Es una interesante talla de madera, obra del siglo XVI, a tamaño natural, en postura de pie, ligeramente inclinada hacia adelante, íntegramente vestida de plata, con el Niño Jesús en su brazo izquierdo y el cetro y rosario en el derecho. El Niño Jesús es de talla, con ricos vestidos de telas. Además de la escultura donaron joyas y un vestido nupcial, estrenado por la Duquesa el día de su boda y transformado en manto y saya, después de orlado con multitud de rosarios de perlas y bordados alusivos a la batalla de Lepanto.
La Imagen de Nuestra Señora del Rosario era primitivamente una talla de tamaño inferior al que hoy día presenta, con ropajes tallados y estofados. Pero definitivo fue para su iconografía que D. Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, granadino, decidiera llevarla consigo en su galera a la Batalla de Lepanto, en 1571, entendible en el contexto de fervor nacional que suscitó esta batalla decisiva para la cristiandad.
Al volver su devoción fue en continuo aumento, prueba de ello es su fastuoso Camarín y Retablo, y el hecho de que a los 57 años de la Batalla, en 1628 , fue revestida de plata labrada a martillo y guarnecida de pedrería fina, costeado por las terciarias dominicas Dª. María Jerónima y Dª. Catalina de Aragón. Este riquísimo y vistoso vestido perpetuo requirió la transformación de la imagen, que al ser de talla completa hubo de retallar el torso para eliminar los pliegues de los ropajes, sustituir las manos y la imagen del Niño, pues la original al quedar revestida también de plata quedó con una composición muy forzada. Fruto de esta transformación, ganó una considerable altura, que es la actual.
El traje perpetuo no obstante se mostraba sólo en solemnes ocasiones, revistiéndola con ricos mantos y sayas en el resto de las veces. Este singular traje se conservó en perfecto estado hasta la invasión napoleónica en que fue expoliada de las piedras preciosas y de la manteleta. Como consecuencia, durante todo el siglo XIX nadie volvió a conocer a la Señora de Lepanto con su traje de plata, habiendo de esperar a los primeros años del siglo XX para dejar ver, de manera tímida, solo la parte delantera, de manera excepcional, siendo también la norma mostrarla a los fieles con sayas y mantos de tela».
Sobre la Batalla de Lepanto conviene recordar algunos aspectos:
«La fiesta de Nuestra Señora del Rosario –antes llamada la Virgen de las Victorias- fue instituida para conmemorar el insigne beneficio de la victoria de Lepanto, en que la escuadra de la Liga Santa, integrada por el Papado, Venecia, España, algunos pequeños estados italianos (Génova, Saboya…) y los Caballeros de Malta y comandada por don Juan de Austria, derrotó a la escuadra del otomana un 7 de octubre de 1571, en una batalla que el entonces sumo pontífice hoy venerado como San Pío V encomendó a la intercesión de la Virgen del Rosario, a cuya ayuda se atribuye la victoria. Algunos escritores, como el P. Luis Coloma, S. J. cuentan cómo el Pontífice, mientras oraba recibió la iluminación de un versículo del evangelio del día –fuit homo missus a Deo cui nomem erat Ioannes [Jn. I, 6] Hubo un hombre enviado de Dios que se llamaba Juan- que le hizo designar a don Juan De Austria, pese a su juventud, para comandar la flota.
En un esbozo del contexto histórico, conviene recordar que, entre principios del siglo XVI hasta bien mediado el XVII, hubo un continuo estado de guerra entre la Monarquía Católica y la Sublime Puerta remontado a la aparición del turco en las costas europeas mediado el siglo XIV apoderándose de los restos del imperio bizantino –conquista de Constantinopla en 1453- y de los pequeños estados balcánicos, llegando a asediar Viena en 1529, que tuvo que ser defendida por el emperador Carlos V, así como la isla de Malta en 1565. Esta expansión era vista por Felipe II como una grave amenaza a España donde entre 1566 y 1570 se acababa de librar la segunda guerra de los moriscos de Granada, que hubieran podido abrir un frente en la península para el desembarco otomano.
El Golfo de Lepanto, en el Peloponeso, fue el marco del encuentro de las escuadras de ambos imperios. La Liga Santa, cuyo principal miembro era la armada española estuvo al mando de don Juan de Austria, secundado por Álvaro de Bazán, Requesens y Andrea Doria, mientras que a veneciana iba capitaneada por Veniero y la pontificia por Marco Antonio Colonna. Entre todos reunían más de 200 galeras, 6 galeazas y otras naves auxiliares. La escuadra turca, al mando de Euldj Alí, gobernador de Argel, contaba con 260 galeras y 120.000 hombres”.
Reproducimos también el artículo al respecto publicado por los compañeros de ABC-Pasión de Sevilla hace unos días donde se habla de la presencia de dicho acontecimiento histórico, tan ligado a Granada, en una hermandad hispalense:
La Batalla de Lepanto y estilo de La Milagrosa
La hermandad quiere conmemorar la mediación de la Virgen del Rosario en una lucha que cumplirá 450 años en 2021
La hermandad de La Milagrosa tiene intención de conmemorar en el año 2021 el 450 Aniversario de la Batalla de Lepanto (1571 – 2021), una disputa que se desarrolló entre los cristianos y los turcos otomanos, resultando los primeros vencedores por gracia de la Santísima Virgen del Rosario, a quienes los cristianos pidieron fervientemente su mediación en dicha batalla, rezando con devoción su Santísimo Rosario. Tras ocho años de trabajo en la sombra, la hermandad quiere que la mediación de la Virgen para que los cristianos ganaran la batalla sea fuste del estilo y del paso de palio de la corporación del Sábado de Pasión.
Se trata sin duda alguna de una detalle desconocido por muchos y en el que la hermandad lleva varios años trabajando. Su hermano mayor, Javier de Martos, ha reconocido en Pasión en Sevilla que «aunque parezca mentira, en la hermandad se ha estudiado este tema desde el año 2010 y lo hemos tratado con el máximo sigilo posible. Desde que ideamos un palio queríamos aportar algo distinto a la Semana Santa. Para ello hablamos con Joaquín Salcedo y se aportaron las ideas necesarias para plasmar un diseño que tuviera una conexión con este pasaje histórico, es decir, con la importancia que para los cristianos tuvo la Virgen del Rosario en la Batalla de Lepanto», reconoce el hermano mayor de La Milagrosa.
Para llevar a cabo una serie de actos que todavía desconocen por completo, la corporación ha creado una comisión organizadora que elabore un programa de actos y cultos que se realizarán en Octubre de 2021, en honor de María Santísima del Rosario, siendo el 7 de octubre el día del aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto.
El objetivo de esta hermandad es ensalzar su Santísimo Rosario como arma poderosísima para todo aquel que a él se encomienda, haciendo posible y atribuyéndosele, en este caso concreto, la victoria de los cristianos en la Batalla.
Y es que La Milagrosa quiere seguir afinando un estilo en el que trabajan con mimo. Tal y como anunciaron en las redes sociales de la hermandad, la mencionada Batalla de Lepanto estará representada en la gloria del techo de palio, a través de una pintura que ejecute Nuria Barrera. El objetivo de la corporación es que la mediación de la Virgen del Rosario sea el eje principal que marque el estilo de la cofradía. En conjunto, toda la ejecución del paso de palio, sus bordados, y toda la ornamentación del palio de la Virgen del Rosario será una conmemoración de la Batalla de Lepanto. Detalles como unas fastuosas aves del paraíso, con decoración típica del Palacio de Topkapi en Estambul, joya de la arquitectura en Turquía, o la corona que preside la bambalina delantera sobre el escudo de la corporación, que se trata de una corona otomana, son ejemplos del sello que quiere implantar La Milagrosa.
Lógicamente conocer estas intenciones ha creado cierta polémica entre los cofrades de Sevilla. Este último domingo, también en las págianas de ABC, y con la firma de José Cretario, se leía:
«Una de las hermandades más jóvenes de Sevilla, la Milagrosa, anuncia su intención de celebrar en 2021 el 450 aniversario de la Batalla de Lepanto ya que su titular, la Virgen del Rosario es homónima a la que la tradición considera intercesora para que los cristianos ganaran aquella contienda. En el comunicado la corporación indica que se pretende ensalzar «su Santísimo Rosario como arma poderosísima para todo aquel al que a él se encomienda». En los tiempos del Papa Francisco, más de 50 años después del Vaticano IIº, recurrir a la batalla de Lepanto para reivindicar el rosario es como mínimo extemporáneo y excéntrico.
Lo que leen no responde a la ausencia de una cordura de tipo medio; es real y es ejemplo de cómo esa formación de la que tanto se cacarea no sirve para nada. La veleta de la Giralda es el Triunfo de la Fe. Pero pertenece al siglo XVI. Cuando los últimos Papas se han desgañitado pidiendo que paren las guerras, que los cristianos del siglo XXI celebren una hazaña bélica y atribuyan a María su intersección es algo que, más que atraer gente a la Iglesia, las espanta. Los contextos históricos son una cosa y otra trasladarlos a nuestros días. Lepanto fue tan real como la Inquisición. ¿Celebrarían los cristianos ahora algún aniversario de tan mortífera institución? Viendo esto de La Milagrosa, a uno le entraría hasta la duda».