Comunicado:
Que esta es una Semana Santa distinta de todas las que alcanzamos a conocer, es algo que estamos viviendo día a día. Una Semana Santa diferente y muy distante de lo que nos hubiera gustado fuese. Así, desde la Tertulia “El Atril”, compuesta por los pregoneros oficiales de la Semana Santa granadina, hemos creído que debería anunciarse –y perpetuar en la memoria colectiva de esta generación y de las que han de venir–, que 2020 ha sido un año atroz.
Si nuestro cartel inicial, realizado al principio del año, presentaba el “deber ser”, este que hoy descubrimos, anuncia lo que “es”, pretendiendo, además, que deje constancia de lo que “ha sido”.
Pero no queremos que en él veáis sólo un tiempo que, más pronto que tarde, Dios lo quiera, será únicamente un recuerdo, un mal recuerdo.
Deseamos, y es nuestro anhelo principal, agradecer y homenajear a todos cuantos hacen posible que aún gocemos un mínimo de tranquilidad. Los servicios esenciales de nuestra España siguen funcionando, y lo hacen gracias a mujeres y hombres, que, como nosotros, están sumidos en los mismos miedos y tribulaciones, pero, también, llenos de esperanza.
Cuerpos de Seguridad, militares, agricultores, pescadores, transportistas, repartidores, tenderos, personal auxiliar, y tantos y tantos otros –estoy pensando en los funcionarios, los de prisiones, por ejemplo– que sería prolijo y quizá imposible de enumerar en su totalidad.
Queremos recordar también a todas aquellas personas, muchas de ellas cofrades, e impulsadas por sus respectivas hermandades, han participado en la elaboración de mascarillas y batas quirúrgicas, han repartido alimentos a personas ancianas o impedidas de poderlos adquirir…
A todos ellos gracias.
Pero, si hay un colectivo que batalla en primera y, a veces, en última línea, es el Cuerpo de Sanidad de nuestro país: médicos, enfermeros, celadores, auxiliares, limpiadores…, que con alto riesgo de su propia vida, han hecho honor a su juramento y luchan con denuedo para vencer la pandemia.
Y, por supuesto a los enfermos, a todos los que desgraciadamente, han contraído la enfermedad y la están sufriendo en casa, o en una institución hospitalaria.
A ellos, especialmente, y a sus familiares, va dedicado este cartel.
En él, Jorge Marín, su autor, ha querido plasmar la labor generosa de la profesión médica, y lo ha realizado poniéndola en manos de quienes, para nosotros los cofrades, constituyen la mayor esperanza: la Madre Dolorosa y Jesús sufriente. Un mensaje de Amor y cercanía que pretende sea similar al que nos envían a cada uno de nosotros nuestros Titulares.
Con la mirada puesta en el final feliz que a todos confortará, el restablecimiento de los enfermos –la Resurrección a la Vida–, hemos querido trasladaros nuestros sentimientos.
Como dice el salmo 23, “El Señor es mi Pastor, nada me falta…”.