Si en 2019 las inclemencias meteorológicas trastocaron el ritmo habitual del Viernes Santo, este año todo pudo discurrir con normalidad, a pesar de las nubes que durante gran parte del día cubriron el cielo. Mucha gente en las aceras de los recorridos de las distintas cofradías, y espléndida puesta en la calle de las cinco hermandades que salieron a la calle, marcaron esta jornada en la que la ciudad se reencontraba con antiguas tradiciones.
El Campo del Príncipe, en el histórico barrio granadino del Realejo, congregaba al mediodía a miles de personas al meidodía. Según los cálculos, fueron más de veinte mil las personas que acudieron a este personalísimo acto de la Semana Santa granadina. Todos, a la hora nona, las tres de la tarde, rezaron tres oraciones al crucificado de piedra que preside la enorme plaza con la fe de que al menos una de las tres peticiones que se le dirigen al Cristo de los Favores será atendida. Se trata de un acto centenario. La imagen del Cristo de los Favores ha congregado a miles de devotos que han recordado la muerte de Jesús en un acto tradicional que se repite desde principios del siglo pasado. Ante los pies del Cristo de los Favores llegó, nuevamente, la imagen de la Virgen de la Soledad. A las dos menos cuarto partía desde el templo de Santo Domingo, siendo la segunda salida del paso, tras su estación penitencial del pasado Martes Santo. Cuando llegó al Campo del Príncipe ya se estaba realizando la oración previa al sonido del cornetín que marca las tres de la tarde, -la bíblica hora nona a la que murió Jesús- y que contagia de silencio a todos los congregados en el Campo del Príncipe. Como es costumbre, desde hace unos años, es un componente de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús el encargado de indicar con su cornetín la llegada de la Hora Nona, que indica el momento exacto de la muerte de Cristo. Felipe Cañiizares, alma mater de esta formación musical que se encuentra celebrando su veinticinco aniversario en estos meses, fue el encargado de tocar el cornetín, estrenándose además un nuevo toque para esta hora. Tras tres minutos de silencio, en las que solo se escuchaba la campana de la iglesia de San Cecilio y el trinar de los pájaros, el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, dirigía el rezo de la oración de las cinco llagas de Cristo en el acto más tradicional y propio de la Semana Santa granadina.
Ya por la tarde fueron protagonistas las hermandades de los Ferroviarios, los Escolapios, el Santo Entierro, Los Favores y la Soledad de San Jerónimo. Todas ellas llenaron de recogimiento y sabor cofrade las calles de la ciudad. De la sobriedad de la cofradía del Santo Entierro, el desfile oficial de la Semana Santa granadina, al fervor y sabor de barrio del regreso de María Santísima de la Misericordia Coronada, la jornada estuvo llena de contrastes. Gritos de ‘Chía toca’, redobles roncos de tambor, elegancia en el palio de Nuestra Señora del Amor y el Trabajo, belleza con el Mayor Dolor de la ‘Reina de Roma’… el Viernes Santo estuvo lleno de detalles que granadinos y visitantes disfrutaron con gran intensidad.
Fue toda una novedad ver este año a la cofradía de Los Escolapios abriendo la jornada del Viernes Santo en la carrera oficial. Con gran dificultad para los costaleros salía el paso del Cristo de la Expiración desde el interior del templo. Siempre es muy difícil salvar el dintel de la puerta, y ayer lo hicieron los hombres de abajo. Como cada año, la cofradía cuidó todos los detalles en su salida, precisamente al cumplirse el veinte aniversario de la bendición de su dolorosa, obra del recordado Luis Álvarez Duarte (fallecido el pasado mes de septiembre). Mucha gente quiso acercarse a acompañar a la hermandad, estando todas las inmediaciones del Puente Romano y Paseo de los Basilios llenas de público que disfrutaron con los pasos del Cristo de la Expiración y María Santísima del Mayor Dolor. La Asociación San Isidro de Armilla seguía al esplendido manto que luce cada año María Santísima del Mayor Dolor, una de las joyas del bordado más interesantes de la Semana Santa granadina. Novedad fue escuchar a la Banda de Cornetas y Tambores Cristo de la Expiración, nueva formación musical vinculada a la cofradía y que debutaba ayer con su hermandad. Con un repertorio clásico, demostró muy buen nivel.
Desde la parte nueva de la ciudad llegó la cofradía de Los Ferroviarios, que una vez más estuvo acompañada por la Legión. Ya por la mañana los legionarios fueron recibidos por numerosas personas en el entorno de la Avenida de la Constitución, siendo muy aplaudios en su desfilar por la ciudad. Este año la Legión celebra, precisamente, su centenario. El paso de Cristo sigue en fase de remodelación, y pronto se va a convertir en un gran paso de misterio. Continúa, también, la cofradía trabajado en su paso de palio, que confiamos que en pocos años esté completado para acoger toda la belleza de la dolorosa del siglo XVIII al que da culto la hermandad.
Si en el mediodía el Campo del Príncipe se convertía en protagonista con el acto ante el Cristo de piedra que preside esta plaza granadina, por la tarde volvía la emoción y los sentimientos a este mismo lugar con la salida de la cofradía del Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia Coronada, la dolorosa que popularmente se ha conocido con el sobrenombre que reciben los vecinos del barrio, la ‘Greñua’. El primer paso de la cofradía, el del Cristo de los Favores, se acompañaba por la Agrupación Musical La Pasión de Linares, mientras que el paso de palio volvió a contar un año más con los sones de la Banda de Las Cigarreras de Sevilla. Dos extraordinarias formaciones musicales que pusieron música al andar de los costaleros mandados por Alberto Ortega y su equipo, que realizaron muy buen trabajo en todo el recorrido que siguió la hermandad desde que salía a las siete menos cuarto de la tarde y hasta que regresaba a la una de la madrugada. Centenares de personas se dieron cita en el entorno de la Parroquia y el Campo del Príncipe para vivir los primeros minutos de la cofradía en la calle. Extenso su cortejo, y mucho arropo de público en todo su recorrido, fueron constantes en su estación de penitencia.
Solemnidad y silencio. Protocolo y tiniebla. Sentimientos de adiós a una semana que, nos damos cuenta comienza a marcharse, justo cuando pasa ante nosotros la comitiva del Santo Entierro de Cristo. El sonido de la campana del muñidor que abre el cortejo de la cofradía iba llamando al recogimiento y a la oración ante el paso de la Urna con el cuerpo muerto de Cristo, talla que ha tenido que ser sometida a una intervención de urgencia en los últimos meses en espera de una más detallada restauración próximamente. La cofradía del Santo Sepulcro es el desfile oficial de la Semana Santa granadina, por lo que en sus filas podemos encontrar representaciones de la mayor parte de las hermandades que conforman la nómina de la Semana Santa granadina, así como del Ayuntamiento (con el alcalde Luis Salvador al frente), Diputación, ejército y otras instituciones civiles, religiosas y militares de la ciudad. Ordenadas, por su antigüedad en el seno de la Federación de Cofradías, las representaciones de las cofradías pusieron un tono de color en esta corporación, cuyo primer paso volvía a estar custodiado una vez más por los Caballeros del Santo Sepulcro con sus características capas blancas.
La Soledad de San Jerónimo cerró una larga jornada. Las cuatro chías, con sus tambores y largas trompetas volvieron a abrir el clásico cortejo de la hermandad de la Soledad de San Jerónimo. Las chías blanca, negra, roja y morada llamaban la atención de todo el público que contempló al cortejo en su recorrido por las calles granadinas, especialmente de los niños, que no dejaron de proferir el tradicional grito de ‘Chía toca la trompeta’. Tras las chías, la cruz de guía de la hermandad y las filas de hermanos vistiendo sus túnicas de rao negro con el característico capillo amarillo en forma de escapulario y los originales farolillos de forja tradicionales en esta cofradía.
El Señor iba situado sobre unas pequeñas andas, llevadas sobre el hombro por hermanos que vestían túnicas y unos verdugos sobre la cabeza. Muy cuidada la presentación de la image. En el cortejo de la cofradía muchos espectadores intentaban localizar al preso que este año libera la cofradía, que desde hace unos años lograba rescatar esta tradición de antiguo en la corporación.
NOTA:
Toda la crónica aquí recogida es pura invención. Las procesiones del Domingo de Ramos de 2020 solo han existido en la mente, y el corazón, de los cofrades. El estado de alarma por el coronavirus, y la necesidad de permanecer en las casas, dejó 2020 sin cofradías en la calle.