El viernes 4 de diciembre la ciudad de Baza ha celebrado, de una manera muy especial por motivo de la situación de pandemia del covid 19, la fiesta de su patrona Santa Bárbara. Y lo ha hecho cumpliendo con la tradición de honrarla, que se remonta al año 1489, cuando los Reyes Católicos conquistaron la ciudad, un 4 de diciembre, y nombraron patrona a Santa Bárbara, por ser ese el día de su fiesta litúrgica. Desde entonces, los bastetanos la han tenido como protectora de la ciudad y la han venerado con devoción. La imagen, que se conserva el Museo Arqueológico y que sale cada año procesionalmente acompañada por la corporación municipal, fue colocada en el altar mayor de la parroquia para presidir la Eucaristía el día anterior a la fiesta, ya que este año se suspendía la tradicional procesión de traslado que se hace tradicionalmente antes de la misa.
La celebración de la fiesta de Santa Bárbara de este año 2020 ha sido muy sencilla. Una Misa solemne, a las 12 de la mañana, en la iglesia Mayor, ha sido el único acto central de la jornada. Presidida por el párroco José Díaz, ha dirigido los cantos durante la ceremonia el vicario parroquial, Rafael Tenorio, y han concelebrado los sacerdotes de la ciudad de Baza, siempre guardando las medidas de seguridad sanitarias que se requieren para tal celebración. A la Eucaristía han acudido no sólo las autoridades civiles y militares de la ciudad, sino también los representantes de la Federación de Hermandades y Cofradías de Semana Santa y directivas de todas las Hermandades y Cofradías de Baza. La Hermandad de la Co-Patrona, la Virgen de la Piedad, que ha obsequiado a Santa Bárbara con un gran centro de flores.
Sin duda, esta fiesta de Santa Barbará forma parte de la identidad de Baza, con más de cinco siglos de historia. La conquista de la ciudad devolvió la fe cristiana a unas tierras donde ya se había sembrado antes, desde el inicio del cristianismo, y donde, desde aquel 1489, no ha dejado de expresarse en la vida de tantos bastetanos. Ese hecho se recuerda en la ciudad con el tradicional “Baza, qué”, que se repite cada diciembre y que, este año, no pudo congregar a cientos de bastetanos en la plaza de la iglesia Mayor, pero se hizo de una manera simbólica, para seguir con la tradición bastetana.
Además, por segundo año, y a pesar de la situación de pandemia que estamos viviendo, guardando siempre las normas sanitarias que desde nuestra diócesis se nos comunica, el pasado día 27 de noviembre, a las 19.00h tuvo lugar una Misa solemne a la que muchos fieles acudían fervorosos para celebrar con devoción, una vez más, a San Máximo, patrón de Baza y muy desconocido para algunos. La Misa fue presidida por el vicario parroquial, Rafael Tenorio, y organizada por la Hermandad del Cristo de los Méndez, con su hermano Mayor, Juan Manuel, que ha colaborado en este evento y en la ceremonia religiosa, en la que tuvieron presentes también a los difuntos de la Hermandad.
Podemos decir que San Máximo nació en la Provenza, cerca de Digne Francia. Desde joven abrazó la vida religiosa en el monasterio de Lérins. Tomó el hábito de manos de San Honorato. Cuando éste fue elegido obispo de Arles el año 426, Máximo le sucedió como segundo abad de Lérins. San Sidonio dice que el santo dio nuevo lustre al monasterio con su ejemplo.
Esta devoción llegó a Baza tras la reconquista por los Reyes Católicos, declarando a Santa Bárbara protectora de la ciudad de Baza y patrona, junto con San Máximo. Su festividad es el 27 de noviembre. Según algunos historiadores, posiblemente el mismo día de 1489, cuando se firman las capitulaciones de la rendición de Baza, San Máximo al igual que Santa Bárbara, se quedarían para el recuerdo de esta ciudad bastetana.
Una de las familias que se instalaron en Baza tras la reconquista, los Méndez Pardo, fueron los encargados de traer las Reliquias del cuerpo del santo patrón. Primeramente, sería fray Luis (fraile jerónimo de Baza) quién, desde Roma, se encargara de las gestiones para su llegada a Baza. Según el historiador bastetano Luis Magaña, fue depositado su cuerpo en la Iglesia Mayor, en una capilla donde se encontraba la Imagen del Santo. Con el paso del tiempo los restos del santo comenzaron a repartirse para las aras de altar de las Iglesias que se iban construyendo en la comarca de Baza. Finalmente, quedó el cráneo, que estuvo en una urna del gran facistol que regía el magnífico coro de la colegiata, posteriormente destruido en 1936.
Actualmente no hay imagen de él.
Tras finalizar la guerra civil española, la Iglesia Mayor se encontraba totalmente destruida en sus capillas, ornamentos e imágenes, y sus bellezas artísticas quedaron borradas para siempre. Pero los bastetanos más mayores siguieron anunciando a sus hijos y nietos las referencias de San Máximo como patrón de Baza y en los libros y actas del cabildo bastetano, que se conservan en la Iglesia Mayor, también aparecen reflejadas las referencias a él y a la gran devoción que existió.
Por tanto, una año más nos hemos sentido orgullosos de poder recuperar, poco a poco, la devoción de San Máximo, porque, así tenemos presente en nuestra vida de hoy nuestras raíces cristianas, que gracias a ellas nos dejaron el legado de la fe.