El pasado viernes se cumplían 350 años de la fundación de la Antigua Hermandad del Santísimo Cristo de Burgos, también conocido como ‘de los Pastores’. Con este motivo, el crucificado se presenta estos días, en concreto hasta el próximo martes, en un altar especial situado en el crucero de la basílica de la Virgen de las Angustias.
Fundada unos meses antes, el 21 de mayo de 1671 fue aprobada por el arzobispo Diego Escolano esta hermandad del Cristo de Burgos, con sede en la propia basílica de las Angustias, una realidad cofrade que reforzaba el elenco de devociones propias de la parroquia, como eran las Ánimas del Purgatorio y, sobre todo, el Santísimo Sacramento y la Virgen de las Angustias, dos advocaciones encarnadas en la Real Hermandad nacida en 1545 y que ha llegado hasta nuestros días como hermandad patronal.
La presencia de esta hermandad dedicada a Cristo Crucificado se reviste de algunas características propias. En primer lugar, el nacer en una iglesia acabada de construirse; de hecho, el templo barroco que hoy conocemos se consagró oficialmente en septiembre de ese año 1671. De ese modo, la nueva hermandad se abría hueco en las capillas del templo parroquial más suntuoso de la ciudad, en el barrio más pujante del momento, con un templo flamante cuya fachada, a diferencia del resto de las parroquias, brillaba con dos airosos campanarios.
En segundo lugar, en el paraje abierto hacia tierras de labor, resulta curiosa la presencia temprana de una hermandad de labradores y, 125 años más tarde, de otra de ganaderos, dos sectores primarios de gran importancia en la economía de la ciudad de aquellos tiempos, dos sectores muy ligados al medio físico, productores de alimentos y productos básicos. Los tratantes de ganado ya se habían ligado antaño al culto a San Sebastián, que en las inmediaciones de la antigua ermita de las Angustias contaba con una significativa ermita-morabito y un humilladero, por no mencionar la proximidad al rastro de Granada, que funcionaba también como matadero. Reforzaban ahora con la nueva hermandad su cohesión grupal.
Además, conviene resaltar el origen castellano de las devociones, como la Virgen de las Angustias, vinculada en Granada a tierras abulenses y toledanas, o el Cristo de Burgos, cuyo nombre es fiel a una toponimia inequívoca; no es otro de origen que el célebre Cristo del convento agustino de la capital burgalesa. La hermandad granadina confirma esa tradición, pues eran hermanos los pastores y ganaderos de lana de los partidos de la Vega, Sierra Nevada, Valle de Lecrín y Temple.
En su capilla, que aún hoy presenta en una fisonomía diferenciada respecto a las demás capillas laterales, costearon retablo con columnas salomónicas, reja y lámpara. Se ha conservado su libro de reglas, que contiene las renovadas en 1716. Ya con la hermandad constituida, adquirieron en 1673 la capilla en la que actualmente se venera el Cristo de Burgos por la cantidad de 440 ducados. El crucificado, cuyo autor y datación exacta se desconocen, se había adquirido el año anterior por un elevado precio a Diego Arias Vizcaíno, así como el dosel que lo cubre. El retablo, finalmente, como ha desvelado Juan Jesús López-Guadalupe, se contrató en 1696 con el ensamblador Andrés Martínez de la Peña, corriendo el dorado a cargo de Gregorio de la Rueda.