Granada se reencontraba ayer domingo con su Semana Santa y lo hacía como siempre lo había hecho, con la salida de la popular cofradía de La Borriquilla. El buen tiempo, y una masiva presencia de gente en la calle, fueron las dos notas predominantes de una jornada que los cofrades iniciaban bien temprano, con la visita a los templos por la mañana. La ciudad vivió una intensa jornada, en la que las iglesias que acogen cofradías abrían sus puertas para recibir a granadinos y visitantes que acudían ansiosos de observar los pasos procesionales ya preparados. Santo Domingo, San Pedro, la iglesia del Sagrario o la casa de hermandad de Jesús Despojado en el barrio Fígares fueron los principales polos de atracción, y también los lugares que por la tarde cobraban todo el protagonismo de la jornada para ver salir las primeras cofradías.
El bullicio de la gente en la calle se traslució al mediodía en los bares y restaurantes de la ciudad, con más animación que cualquier otro domingo del año y, poco antes de las tres de la tarde ya empezó a concentrarse la gente en la estrecha calle Elvira, esperando ver la Borriquilla. Una hora más tarde, a las cuatro, salía la primera cofradía, repitiéndose nuevamente en San Andrés el ritual habitual de inicio de la Semana Santa de Granada con la asistencia del alcalde de la ciudad, Luis Salvador, el arzobispo de Granada, monseñor F. Javier Martínez, el presidente de la Federación de Cofradías, Jesús Muros, y otras autoridades. Las inmediaciones de la puerta de salida, la calle Elvira y la plaza del Triunfo que se abre delante del arco más famoso de la ciudad, eran un hervidero de gente esperando ver avanzar la cruz de guía de la cofradía, precedida por la Agrupación Musical Jesús Nazareno de la localidad de Chauchina.
Centenares de personas acompañaron, a las puertas del templo, la salida de la hermandad, que a los sones de la Agrupación Musical de la Estrella recorrió con total normalidad todo su recorrido procesional. Complicada la salida del misterio, con muy buen trabajo realizado por los costaleros de la cofradía, cuyo capataz general es Alberto Ortega. La Virgen de la Paz era saludada con el cante de una saeta antes de ponerse en la calle, interpretando la Banda de Música Virgen de los Dolores, nada más cruzar el dintel de San Andrés.
Desde ese momento la tarde no tuvo ya ningún punto de inflexión y, poco a poco, fueron repitiéndose la imagen de los pasos saliendo desde el resto de templos. Si una multitud de personas acompañaron la salida de la primera cofradía, lo mismo ocurría después en la plaza de Santo Domingo o la Carrera del Darro. Hasta pasada la medianoche hubo cofradías en la calle, siguiendo sus recorridos con total normalidad y sin incidencias reseñables.
Tambien el barrio del Realejo se convertía en protagonista, y una vez más lo hacía con la salida de la cruz de guía de la cofradía de la Santa Cena. Como es habitual, es la primera cofradía del barrio en ponerse ayer en la calle, despertando siempre gran expectación su salida en la plaza de Santo Domingo. Centenares de personas llenaron la para disfrutar del trabajo costalero, medido y preciso, con el que las cuadrillas de la hermandad salvan las dificultades de la puerta del templo dominico. El paso de misterio salía a los acordes interpretados por la banda de Cornetas y Tambores Santa Cruz de Almería, que así debutaba en nuestra ciudad. El paso despertó la admiración y el aplauso del público a lo largo de todo su recorrido, lo mismo que pasaba con el palio, que estrebana la restauración total de su crestería dorada.
Ya en la Plaza de las Pasiegas se rezaba la estación penitencial. Hasta allí llegaba el cortejo tras recorrer unas calles de la carrera oficial llenísimas de gente, y es que otro año más una de las notas que han caracterizado a la jornada del Domingo de Ramos ha sido, el numeroso público que llenó todas las calles de la ciudad. Y si mucho público había acompañado a la cofradía en su ida a la Catedral, lo mismo pasaba en el regreso, ya fuera en amplias calles como la Gran Vía, o en otras más recogidas como Jesús y María o la plaza de San Juan de la Cruz, donde la cofradía saludaba a la del Nazareno, como ya es tradicional. Poco antes de la medianoche regresaba nuevamente la plaza de Santo Domingo junto a una marea humana que desembocaba en la plaza desde la calle Ancha de Santo Domingo, donde los costaleros realizaron un cuidado trabajo y se vivieron emotivas chicotás delante de los dos pasos.
En la carrera oficial se cumplieron los horarios, poniéndose de manifiesto, una vez más, el esplendor que año tras año obtienen las distintas corporaciones penitenciales. La tercera cofradía en llegar aquí fue la de la Sentencia, cuyo recuerdo del paso de palio de las Maravillas en la calle aún estaba cercano, ya que el pasado mes de mayo salió de forma extraordinaria. Guillermo Padilla mandaba el primer paso, que cruzaba el dintel del templo en una complicada salida para l los costaleros del paso debido a las dimensiones del arco, lo que precisamente hizo que fueran muchas las personas que aquí se dieran cita para presenciar la salida de la cofradía. Al interior del zaguán del templo solo podía acceder un número limitado de personas, amontonándose el público a lo largo de la Carrera del Darro. Y es que la salida de los dos pasos de la cofradía siempre despiertan la atención de los cofrades. El paso de Cristo marchó con el acompañamiento musical de la banda de Elevación, de Campo de Criptana, y María Santísima de las Maravillas, por su parte, volvía a contar un año más con las marchas interpretadas por la veterana Asociación Musical San Isidro de Armilla.
Desde el barrio Fígares llegó la cofradía de nazarenos blancos de Jesús Despojado y María Santísima del Dulce Nombre. Los vecinos del barrio volvieron a acompañar a su cofradía con esa mezcla de música y silencio, respeto y alegría, con el que procesiona este cortejo. Desde la calle Músico José Ayala Canto partía la hermandad de Jesús Despojado, saliendo desde el local que sirve de casa de hermandad a la corporación, ya que las dimensiones de las puertas del templo de San Emilio impiden salir desde el mismo. No faltó público en todo el recorrido de la corporación, y de forma especial en algunos puntos como las puertas de la iglesia del Santo Ángel, donde esperaba una representación de la cofradía de San Agustín, viviéndose un emotivo encuentro entre las dos hermandades. Dionisio Martínez es el capataz general de la cofradía que, lógicamente, volvió a contar con el acompañamiento musical de la banda de tambores y cornetas propia de la hermandad en el paso de misterio y la Banda de los Ángeles tras el palio, que estrenaba nuevos elementos, como la crestería plateada del frontal. El sonido del muñidor que antecede a la cruz de guía llamaba al recogimiento ante este cortejo serio de nazarenos blancos y silentes, que tienen la particular penitencia de no poder volver la mirada hacia atrás durante toda la estación de penitencia. Fue la última cofradía en recogerse en ésta jornada, ya pasada la media noche. A esa hora regresaba hasta la casa de hermandad con su paso de misterio, que se presentaba exornado con clavel rojo sangre, sin faltar flores diversas en la horquilla de la cruz y astromelias a los pies de María Magdalena, situada al fondo del paso cerrando la escena que se recoge en este misterio. Bellísimo también el exorno floral del palio, donde no faltaron flores de azahar del Valle de Lecrín.
Las puertas del templo se abrían para dejar salir el cortejo de la cofradía del Cautivo, la última en pasar por la carrera oficial. Muy arropada su salida y la mayor parte de su recorrido. Ha sido un año complicado, pero especial, para la hermandad, ya que el arzobispado tuvo que decretar poner una junta gestora a su frente, que incluso ha tenido a dos personas a su frente. Finalmente, y gracias al tesón de los hermanos de la corporación, se ha podido salvar la situación y ayer el Cautivo volvía a las calles de Granada. El paso de Crsito estuvo acompañado por los sones de la propia agrupación musical de la hermandad, mientras que al palio de la Virgen de la Encarnación lo acompañó la Banda de Música de la localidad de Ogíjares, que por vez primera ha acompañado a la corporación.
NOTA:
Toda la crónica aquí recogida es pura invención. Las procesiones del Domingo de Ramos de 2020 solo han existido en la menta, y el corazón, de los cofrades. El estado de alarma por el coronavirus, y la necesidad de permanecer en las casas, dejó 2020 sin cofradías en la calle.
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