La subsistencia de las bandas de música se tambalea ante la pandemia del coronavirus, que golpea con fuerza al mundo de las cofradías en Andalucía y hace que planee la sombra de un segundo año sin Semana Santa -de donde parten contratos que son la principal fuente de ingresos de esas formaciones-, y muchas han cesado en su actividad.
El músico y compositor de marchas profesionales José Antonio Molero ha explicado a Efe las dificultades a las que se enfrentan las bandas; algunas de las cuales dependen de cofradías y disponen de cierto margen que les ayuda a continuar, mientras que hay muchas otras que no cuentan con ese respaldo y lo tienen más complicado ante la falta de contrataciones.
El presidente del Consejo de Bandas de Música Procesional de Sevilla, Manuel Esteban, ha lamentado a Efe la situación de “desamparo” en la que se encuentra el colectivo que, a pesar de las adaptaciones realizadas para poder seguir desempeñando su labor, se encuentran con un panorama cada vez más complicado y con la incomprensión incluso de algunas hermandades.
Las bandas se enfrentan al reto de sobrevivir sin contratos de Semana Santa, que abarcan casi todos sus beneficios, ante lo que el presidente de la Banda de Cornetas y Tambores del Paso y Esperanza de Málaga, Daniel Zumaquero, destaca a Efe que, aunque surjan eventos más pequeños, generan ganancias menores e insuficientes para cubrir sus gastos en muchos casos.
La mayoría de bandas de Málaga no tiene actividad ahora y las que sí son las que pueden ensayar al aire libre y disponen de los medios para cumplir con las medidas de seguridad vigentes; la de la Esperanza retomó las clases el 15 de septiembre tras seis meses de cese y equipó sus salas con equipos portátiles de filtración de aire, pero ha parado por seguridad.
Manuel Esteban señala que se han encontrado con casos de cofradías que no han mostrado empatía con estas formaciones y que no se ha abonado el importe de algunos contratos, aunque subraya que es consciente de que la problemática afecta económicamente a todo el sector y que todos buscan la manera de sobrevivir. “Las bandas han sido sumisas en este sentido, y siguen demostrando la nobleza que tienen las distintas formaciones musicales”, apunta.
Para muchos componentes de las bandas, los momentos de ensayo son una válvula de escape ante la situación de la covid, pero también se respira mucho desánimo y miedo en buena parte de los grupos, detalla Esteban.
La ausencia de ensayos repercute en la calidad de estas agrupaciones, ya que se trata de un “sistema mecánico” y de interpretación donde los músicos deben practicar hábitos como la embocadura o su cadencia rítmica, según el representante de las bandas sevillanas, que plantea la duda sobre si podrán estar al mismo nivel cuando vuelvan a la actividad.
Prevén perder algunos de sus integrantes tras estos parones “porque se hayan acomodado y dejen de ir a ensayar”, señala Manuel Esteban, que precisa que no son profesionales, sino aficionados; lo que dificulta que los componentes que tienen un trabajo puedan adaptarse a los horarios de ensayo derivados de las medidas surgidas en la pandemia como el toque de queda.
Molero, Esteban y Zumaquero coinciden en que las circunstancias han puesto en jaque a las bandas musicales, tras el que se encuentran otras industrias que dependen directamente de ellas y que sufren esta crisis -sastres o tiendas y fábricas de instrumentos-, y están de acuerdo en que una Semana Santa en 2021 es un escenario muy poco probable.