Concelebrada por el arzobispo D. Javier y una representación del clero diocesano, que renovó sus promesas sacerdotales, Mons. Bernardito Auza se dirigió especialmente a los presbíteros para que sean comunicadores de “la caridad de Cristo como buenos pastores”. Nuestro arzobispo, asimismo, pidió al Nuncio transmita “al Santo Padre nuestra fidelidad y obediencia”.
Un año más, la Catedral de Granada ha acogido la Misa Crismal en el Jueves Santo, cuando estamos a punto de iniciar las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa, con los Oficios de la Cena del Señor.
Este año, la Misa Crismal en la Catedral de Granada ha estado presidida por el Nuncio Mons. Bernardito Auza, representante del Santo Padre en la Iglesia en España, por invitación de nuestro arzobispo para presidir una gran celebración diocesana.
En esta Misa Crismal, los sacerdotes han renovado sus promesas del Orden Sacerdotal y se han consagrado y bendecido el crisma y los óleos, que después se utilizan para los Sacramentos, como el de las ordenaciones de sacerdotes y obispos, en el caso del primero, o el de la unción de enfermo, en el caso de los segundos.
AL PRESBITERIO
En sus palabras durante la homilía, el Nuncio del Papa en España se ha dirigido al presbiterio diocesano, en el día en que éste renueva sus promesas sacerdotales, recordándoles el motivo de su ministerio y su misión en medio del Pueblo de Dios: “Comunicar la caridad de Cristo como buenos pastores”.
En este sentido, Mons. Auza les recordaba la “condición de signos y de instrumentos vivos de la salvación de Jesús” que es el sacerdote “a través de la Palabra, en los Sacramentos, en el servicio de la caridad, robusteciendo la identidad de la misión presbiteral en la Diócesis”. Una misión –continuaba el Nuncio- para la que “hay que hacerse discípulo y servidor”, en el mismo día en el que en este Jueves Santo la Iglesia hace memoria, en la celebración de los Oficios de la Cena del Señor, del servicio del Hijo de Dios a Su Iglesia en el lavatorio de los pies, la institución de la Eucaristía y su entrega en la cruz para salvación de todos.
Recordando las palabras de San Pablo –“Somos vasijas de barro”-, el Nuncio invitaba a los sacerdotes a renovar sus promesas en su ministerio como presbíteros “con gozo y alegría a la misión que el Señor nos ha confiado”, cultivando para ello “la oración y docilidad al Espíritu Santo”. Asimismo, recordando las palabras del Papa Francisco, Mons. Auza subrayaba la transmisión de la Buena Noticia que es la Resurrección del Señor para el perdón y salvación de los hombres, cuidando “dos cercanías que se alimentan y cuidan mutuamente: Dios y la gente”. Es decir, “un cura cercano a la gente”, que transmita esa Buena Noticia, haciendo “presente a Jesús en medio de la humanidad”.
AGRADECIMIENTO DEL ARZOBISPO
Al inicio de la Misa Crismal, nuestro arzobispo D. Javier Martínez pidió al Nuncio transmita al Papa Francisco, en nombre de toda la Diócesis, “nuestra fidelidad y nuestra obediencia”, al mismo tiempo que expresó su profundo agradecimiento por presidir la Eucaristía Crismal y “acompañarnos en este día tan grande”.
Asimismo, D. Javier agradeció al Nuncio de Su Santidad en España “enriquecernos con el Magisterio en nombre del Santo Padre”. Nuestro arzobispo recordaba la misión del sacerdote como “servidores del Pueblo de Dios, para que el Pueblo pueda gozar del Misterio Pascual”. “Que podamos celebrar este Misterio con gozo, y feliz Pascua de Resurrección a los que nos puedo ver en la Pascua”, concluyó D. Javier Martínez.