Pasadas las nueve de la noche de ayer entraba en la iglesia de San Juan de Letrán Nuestra Señora del Amor y el Trabajo, la dolorosa de la cofradía de Los Ferroviarios que, en los últimos cuatro meses ha permanecido en la parroquia de San Agustín. Es el tiempo que han durado las obras de la sede de la hermandad del Viernes Santo, a donde también hoy domingo regresará el Cristo de la Buena Muerte antes de la Función Principal que va a presidir el nuevo arzobispo coadjutor de Granada.
El traslado de la dolorosa se hacía en la tarde de ayer, en una procesión con la que la hermandad ha recuperado la tradicional salida de Nuestra Señora del Amor y el Trabajo por las calles del barrio. A las cinco y media partía el cortejo, formado solamente por la presidencia y acólitos, con los hermanos en torno a las andas especialmente diseñadas para este traslado.
La imagen llegó hasta la explanada que da acceso al hospital Virgen de las Nieves donde tenía lugar una oración por todos los enfermos y de un modo muy especial por los fallecidos durante la pandemia de Covid19. Fue uno de los momentos más emocionantes de la tarde, así como el paso por calles como Tórtola. A lo largo del recorrido se fue sumando numeroso público para acompañar a la dolorosa.
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