Artículo de Francisco J. Crespo.
La Pontificia y Real Cofradía y Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad y Descendimiento del Señor celebra en estos días actos “en agradecimiento al Señor por la larga y fecunda trayectoria devocional diocesana a la antigua, sagrada y milagrosa imagen de Ntra. Sra. de la Soledad”.
Con este motivo, queremos reproducir este artículo, publicado en redes sociales hace unos días, y firmado por Francisco J. Crespo:
«RECONOCIMIENTO DIOCESANO A UNA DEVOCIÓN CENTENARIA: NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD DE SAN JERÓNIMO (GRANADA)
“Nótese en ella la ereción y fundación de la benerable hermandad con bula del summo pontífice Julio Tercero, año de 1551, que ha que se fundó hasta este año de 1753 doscientos y dos años; este pontífice entró a reinar el año 1550 y reinó cinco años. Donde deue notarse que el año 1548 esta hermandad quedó hecha en tiempo del ylustrísimo señor don Pedro Guerrero, con la aprovación suia, e hicieron sus estatutos (…), teniendo por adbocación la Caueza y Soledad; por esto hacían la fiesta de la Caueza, porque el Ebangelio es: stabat in sesxta cruzen Yesu mater eyus [Stabat autem iuxta crucem Iesu mater eius]. Tres años después, el año 1551, al 30 de agosto, obtubieron la bula de Julio 3º y se hizo hermandad canónica de Soledad y Entierro de Christo, Señor nuestro” (Archivo Histórico Nacional, Consejos, legajo 2.701, expediente 16).
Así es como un documento del desaparecido Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Entierro de Cristo, fechado en el siglo XVIII, narraba los orígenes de la Hermandad, allá por mediados de la decimosexta centuria, y el comienzo de una centenaria devoción hacia la advocación de la Soledad de la Virgen, por parte de los cofrades y hermanos de la corporación carmelitana y, después, jerónima.
Durante siglos, la Cofradía de la Soledad ha mantenido su veneración hacia la Dolorosa en Soledad, guardando las esencias de su especificidad devocional (con su característica estación de penitencia) y mostrándose orgullosa de ser una de las hermandades primigenias de la Semana Santa de Granada; de todo ello hay testimonios documentales en los archivos Histórico Diocesano de Granada y de la Real Chancillería de Granada. La importancia de la corporación penitencial granadina se clarifica en las indulgencias papales, obtenidas ya a finales del siglo XVI, y su vinculación con cofradías romanas (archivos Diocesano de Roma y de la Obra Pía de Roma).
Años tras año, cofrades y devotos de la Soledad acudieron y acuden a sus pies; en el siglo XVII, cada sábado y el día de Todos los Santos, la Hermandad se reunía en misa alrededor de Nuestra Señora (Archivo Histórico Nacional, Clero, libro 3.561). El pueblo de Granada, durante la decimoctava centuria, veneraba el cuadro de la Virgen de la Soledad, situado en la pared del desaparecido convento carmelita de Nuestra Señora de la Cabeza (Archivo Histórico Diocesano de Granada, caja 11, pieza 9).
Uno de los puntos culminantes del fervor popular por Nuestra Señora de la Soledad se patentiza en 1885, cuando, convencidos de su intercesión en la finalización de la epidemia de cólera, que asolaba la ciudad, los granadinos coronan a la Virgen de San Jerónimo durante un acto multitudinario, en el que participan pueblo y autoridades de Granada.
Hoy, como ayer, Granada presenta a la Virgen de la Soledad todos sus anhelos, miedos, etc., y, cada Viernes Santo, aguarda expectante a que salga a bendecir a sus fieles desde su capilla de San Jerónimo».