Ayer se cumplieron 62 años de su muerte.
La cripta en la que descansan los restos de Fray Leopoldo de Alpandeire, en la Basílica granadina que lleva su nombre, recibían ayer a miles de fieles que le muestran su fervor en el 62 aniversario de la muerte de este conocido limosnero que fue beatificado en 2010.
Las inmediaciones de la cripta que custodia los restos de fray Leopoldo de Alpandeire reeditaron desde primera hora de la mañana de ayer la estampa de largas colas de peregrinos procedentes de diferentes provincias andaluzas que hoy honran al conocido limosnero.
Como cada día 9, y especialmente en febrero que se cumplen años de su muerte, se recibió a devotos que agradecen con flores los favores del beato, presentan sus peticiones y recuerdan el 62 aniversario de su muerte. «Este año es una enormidad, está siendo algo inusitado», explicaba a Efe fray Damián, fraile capuchino de esta parroquia y que fue además enfermero del beato. Ha resaltado además la devoción «al santo» que muestran hoy como cada año los fieles y ha reconocido emocionarse por las muestras de cariño reiteradas durante toda la jornada.
El templo donde se encuentra la cripta de fray Leopoldo celebra durante todo el día varias eucaristías, la última prevista para las siete de la tarde, y permanecerá abierta de manera ininterrumpida hasta última hora de la tarde para que puedan entrar los fieles y peregrinos a rezar y visitarla.
El aniversario de este año se produce casi ocho después de que, el 12 de septiembre de 2010, se celebrara la beatificación de fray Leopoldo de Alpandeire, que fue presidida por Angelo Amato, prefecto de la congregación de las causas de los santos y delegado pontificio para la celebración.
El conocido como fraile limosnero, Francisco Tomás Sánchez Márquez, nació en la localidad malagueña de Alpandeire en 1864 y tomó el hábito capuchino en el convento de Sevilla en 1899, momento en el que cambió su nombre por el de Leopoldo.
En 1904 llegó a Granada, donde se quedó definitivamente, ciudad en la que se hizo muy popular por su oficio de fraile limosnero, que mantuvo hasta su muerte en esta ciudad a los 92 años el 9 de febrero de 1956.