Dos cortejos salieron a la calle, el de madre Riquelme y el de la Virgen del Rosario.
El Cardenal, Monseñor Giovanni Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos ha proclamado beata a la granadina María Emilia Riquelme y Zayas a las 11,23 horas de este sabado 9 de noviembre. Lo hacía en una solemne función religiosa en la Catedral granadina, a la que asistían más de cuatro mil personas, entre ellos el presidente de la Junta de Andalucía Juan Manuel Bonilla.
Por la tarde, la urna con los restos de la religiosa fueron trasladados a la Casa Madre de la comunidad que ella fundara, las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada. Fueron llevados por los costaleros de la cofradía de La Concha sobre el paso del Santo Sepulcro de la localidad de Alfacar.
También la imagen de la Virgen del Rosario Coronada salía a las calles de la ciudad. Regresaba de la Catedral a Santo Domingo, después de haber presidido por la mañana la función religiosa en la que madre Riquelme fue declarada beata. A los sones de la Banda de los Ángeles, la devota imagen regresaba al barrio del Realejo.
Para conocer más detalles de la beatificación, PINCHA AQUÍ.
NOTA ARZOBISPADO
“Beata María Emilia, ¡ruega por nosotros!”. Con estas palabras la fundadora de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada ha quedado proclamada beata en la celebración que tenido lugar esta mañana, 9 de noviembre, en la S.I Catedral, presidida por Mons. Angelo Beciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
En sus palabras, durante la homilía, Mons. Becciu ha expresado de la nueva beata: “De la llama la atención sobre todo la «pasión» eucarística, vivida personalmente con constancia y transmitida a sus hermanas. Su vida se presenta como un camino gradual de profundización y de maduración, guiado por la perspectiva eucarística como fuente de una caridad con una clara proyección eclesial y misionera. Nos encontramos frente a una religiosa mística y, al mismo tiempo, de gran espíritu apostólico, que vivió en la contemplación continua de Cristo, su esposo, y en la oración incesante por la salvación de las almas. De este gran amor por Jesús Eucaristía y por la Santísima Virgen brotaba ese espíritu misionero que la llevó a fundar las Misioneras del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada para la adoración perpetua y el apostolado comprometido en favor de la educación de la juventud. Y así, Granada se convirtió en el corazón de la misión de un grupo de mujeres intrépidas que adoraban al Santísimo Sacramento día y noche para pedir la gracia de poder educar a las niñas más pobres y poder ir por el mundo para anunciar el Evangelio”.
La ceremonia se iniciaba con la lectura del Decreto del Papa Francisco para beatificar a María Emilia. Inmediatamente después, y tras un caluroso aplauso, entraban en procesión las reliquias de María Emilia, su cuerpo en el interior de una urna, acompañada por doce hermanas de la congregación: 2 novicias, 2 junioras, la delegada de Brasil, la de Bolivia, Colombia y de USA-México, junto a otras dos ex generales de la Congregación. Reliquias que durante toda la celebración ha estado a los pies del altar, presidido por la Imagen del Rosario, de cuya Archicofradía fue hermana la nueva beata granadina.
PALABRAS DE AGRADECIMIENTO
El Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, ha dirigido unas palabras de agradecimiento en nombre de la Iglesia Diocesana por la nueva beata: “Nuestra alegría y nuestra gratitud se dirigen, en primer lugar, a Jesucristo, el Hijo de Dios, que en la inmensidad de su amor ha querido acercarse a nosotros hasta el punto de hacerse un Cuerpo, y asumir nuestra condición humana hasta morir una muerte como la nuestra, una muerte humana”.
“La Madre Riquelme era una mujer con una cultura superior a la que razonablemente se podía esperar en una mujer de su tiempo. Pero cuando uno ve su vida en perspectiva se da cuenta de que los puntos centrales de ella apuntan a ciertas claves que ya eran decisivas en aquel primer ocaso de la edad moderna de la segunda mitad del siglo diecinueve y los comienzos del siglo veinte. La devoción a la Inmaculada y el amor al Santísimo Sacramento —un “cachito de cielo en la tierra”, como le gustaba decir—, eran respuestas agudas a algunos problemas acuciantes de la modernidad”.
(Las palabras íntegras de Mons. Martínez pueden leerse en www.archidiocesisgranada.es y en www.arzobispodegranada.es)
ASISTENTES
La ceremonia ha estado concelebrada por dos cardenales, dos arzobispos, siete obispos y dos obispos auxiliares. Entre ellos también está nuestro arzobispo Mons. Javier Martínez. Los obispos españoles asistentes son: el arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo, y su auxiliar, Mons. Santiago Gómez Sierra; el arzobispo emérito de Sevilla, cardenal Mons. Carlos Amigo; los obispos de Málaga, Mons. Jesús Catalá; de Jaén, D. Amadeo Rodríguez; de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández; de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco; de Almería, D. Alfonso González Montes; de Coria Cáceres, Mons. Francisco Cerro; y uno de los obispos auxiliares de Barcelona, Mons. Antoni Vadell. Asimismo, asisten los obispos de Colombia, D. Luis Gabriel Ramírez, y el de Brasil D. Paolo Romeu.
Asimismo, ha estado concelebrada por 120 sacerdotes diocesanos. Asimismo, ha contado con la asistencia, entre otros fieles y religiosas de la congregación procedentes de España y otros países, de la Postuladora de la Causa, Silvia Monica Colleone, y Nelson Yepes, agraciado del milagro por el que María Emilia es proclamada beata
Un total de 120 sacerdotes concelebraron una ceremonia en la que han asistido más de 4.000 personas. La congregación también estuvo representada por 200 hermanas, procedentes de los países donde la congregación está presente, como Portugal, Brasil, Bolivia, Colombia, Estados Unidos, México, Angola y Filipinas. También asisten comunidades de hermanas y peregrinos procedentes Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Pamplona, Cáceres y Segovia. Y junto a todos ellos, todos los granadinos que quisieron compartir este momento. Asimismo, han colaborado 180 voluntarios y asistieron diversas autoridades civiles, entre ellos el presidente de la Junta de Andalucía, y militares.
La ceremonia estuvo presidida por la Sagrada Imagen de la Archicofradía del Santísimo Rosario y el cuerpo de María Emilia, ante el altar, donde fue proclamada beata.
La ceremonia de beatificación ha concluido con las palabras de agradecimiento y alegría a toda la Iglesia de Granada y universal de parte de la Congregación de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, expresadas por su Superiora General Marian Macías. “Todo ha sido para gloria de Dios por mano de María”, concluyó.
Tras la bendición final, se cantó el himno oficial para la beatificación «Eres mi Dios», compuesto por «Volver a Siquem».