El Arzobispado de Granada abordará una vez que pase la actual crisis sanitaria, por la que se ha decretado estado de alarma, la «sugerencia» del Decreto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos del Vaticano sobre el posible traslado de las procesiones suspendidas para esta próxima Semana Santa a los días 14 y 15 de septiembre, jornadas «de por sí muy grandes» por la celebración de la Virgen de las Angustias, patrona de la archidiócesis.
Fuentes del Arzobispado de Granada han señalado a Europa Press que se hará junto con la Real Federación de Hermandades y Cofradías y el Ayuntamiento, en el caso de la capital, con las que conjuntamente se cancelaron las procesiones de Semana Santa el mismo día en que el Gobierno decretó el estado de alarma, el pasado sábado 14 de marzo.
Periodismo y compromiso
Si bien «todavía es pronto» para abordar esta cuestión, la Iglesia ya está estudiando la fórmula propuesta para la celebración litúrgica del Triduo Pascual y la Misa Crismal, que conllevará modificaciones de la propia liturgia, han explicado estas mismas fuentes.
En el citado decreto se expresa que «en el difícil tiempo que estamos viviendo a causa de la pandemia del Covid-19, considerando el impedimento para celebrar la liturgia comunitariamente en la iglesia, según lo indicado por los obispos para los territorios bajo su jurisdicción, han llegado a esta Congregación peticiones concernientes a las próximas fiestas pascuales. En este sentido, se ofrecen indicaciones generales y algunas sugerencias a los obispos».
Una de dichas sugerencias se refiere a «las expresiones de piedad popular y las procesiones, que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual», que, «a juicio del obispo diocesano, podrán ser trasladadas a otros días convenientes, por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre».
Tales indicaciones, que el Arzobispado de Granada ha contextualizado en el objetivo de que ninguna expresión de fe se deje de llevar a cabo, señalan también, «sobre la fecha de la Pascua», que la misma es el «corazón del año litúrgico, no es una fiesta como las demás», pues, «celebrada durante tres días, el Triduo Pascual, precedida por la Cuaresma y coronada por Pentecostés, no puede ser trasladada».
La segunda indicación que recoge el Decreto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos se refiere a la Misa crismal y recoge que «el obispo, valorando el caso concreto en los diversos países, tiene la facultad para posponerla a una fecha posterior».