Muy buena participación tuvo el víacrucis de las hermandes granadinas, presidido este año por la imagen de Jesús de la Paciencia, que minutos después de las siete de la tarde salía de su templo de San Matías para dirigirse a la Catedral.
Un buen número de hermanos, y cofrades de distintas hermandades, seguían a la cruz de guía escoltada por faroles. Cera roja en sus manos, y detrás representantes de la Federación de cofradías, el guión de la hermandad, los ciriales y la imagen de Cristo atado a la columna sobre sencillas andas iluminadas por cuatro pequeños faroles de plata.
Las andas eran llevadas por los costaleros de la corporación, a las órdenes de Gerardo Sabador, que con paso ágil recorriedon la calle San Matías, Ganivet, Mesones, marqués de Gerona y su ponían en las puertas de la Catedral minutos después de las ocho y cuarto de la tarde. Vendría luego el rezo de las estaciones del víacrucis en el interior de la Catedral, indicada cada estación por una cruz de guía. Para el rezo del Vía Crucis, la Corporación ha invitado a que estén presentes catorce Cruces de Guía de catorce Hermandades acompañadas por dos faroles, en cada una de las Estaciones que se rezarán en el interior de la Catedral. Eran las de las cofradías de mayor antigüedad, junto con las hermandades del barrio del Realejo, las que realizan Estación de Penitencia el Miércoles Santo y la Hermandad de Jesús Cautivo. Igualmente, las andas de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia fueron portadas durante el rezo del Vía Crucis por diferentes representantes de las otras diecisiete hermandades restantes.
Una vez concurrido el víacrucis la imagen regresó al templo de San Matías. Minutos antes de las diez menos cuarto abandonaba la Catedral el cortejo que siguió su recorido por Marqués de Gerona, Mesones, Placeta de Santo Cristo, Arco de las Orejas, Salamanca, Plaza del Carmen, Mariana Pineda, Lepanto, Escudo del Carmen y San Matías. La Capilla Musical de la Asociación San Isidro de Armilla compuesta por un trio de viento con saxo tenor, flauta y clarinete acompañó al Señor. En el traslado de vuelta, junto a los costaleros, las andas fueron llevadas por hermanos y devotos que así lo desearon.