El de ayer no fue un 2 de enero normal. Ni se tremoló el pendón en el balcón del Ayuntamiento ni las granadinas ‘casamenteras’ subieron a tocar la campana de la Torre de la Vela. El coronavirus ha obligado a que todo sea de un modo diferente este año, que se cumplía el 529 aniversario de la celebración de la Toma.
Desde el Ayuntamiento partió un pequeño cortejo que, de forma rápida y recortando itinerario por la Alcaicería llegó a la Capilla Real. Ésta, y la propia Catedral, fueron este año los únicos escenarios de la celebración. La subdelegada, Inmaculada López, y un miembro del cabillo de la Capilla Real portaran la espada y la corona de los Reyes Católicos desde la Capilla Real hasta la Catedral, mientras que el Pendón fue llevado hasta el altar mayor por la concejal del PSOE Nuria Gutiérrez.
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, no ha asistido a la misa en la Catedral por los efectos secundarios producidos por un medicamento. Así, ha estado hospitalizado durante dos días en el Complejo Hospitalario Virgen de las Nieves, como ayer informábamos en esta web.
Tras la misa, la comitiva se trasladaba al interior de la Capilla Real donde se procedía a la tremolación del estandarte real, para realizar la ofrenda floral a los sepulcros reales y retirada posterior. En esta ocasión, la edil a la que ha correspondido portar el pendón ha sido Josefa Rubia, quien junto al resto de participantes han sido recibidos por los representantes de los cabildos de la Capilla Real y la Catedral.
Policía Local y Nacional han controlado tanto la Plaza de las Pasiegas como la calle Oficios y la Plaza del Carmen.