En la noche del 14 al 15 de agosto.
‘Los Despertadores’ de Huéscar volverán a sonar esta próxima madrugada. Al parecer esta costumbre nació en el siglo XVIII a una con la de rezar el rosario. Tras que los frailes dominicos extendiesen la devoción del rosario se comenzó a salir por las calles cantándolo de madrugada antes de la aurora.
‘Los Despertadores’ de Huéscar agrupaban en su seno a personas que participaban de unos mismos principios de fe y que organizados en entidades religiosas, hermandades y cofradías, fundadas al menos en los siglos XVIII y XIX, salen en las noches de canto o despiertas, domingos en la madrugada, a cantar a la Virgen María en sus distintas advocaciones y festividades, a Cristo y a los Santos, con la finalidad de despertar a los hermanos para que acudieran a rezar el Santísimo Rosario y después escuchar la misa primera o de alba que de antiguo se oficia a las 6 de las mañana, para que la gente del campo se pudiera ir a sus labores.
En el canto de ‘Los Despertadores’ quedan patentes unos contenidos religiosos que denotan una clara orientación o funcionalidad ligada siempre al ritual religioso, la despierta de la aurora, quehacer cotidiano y siempre repetitivo, fiel reflejo de la tenacidad de un sentimiento religioso cuya actividad piadosa se ajusta con exactitud al ciclo litúrgico. A esto hay que añadir el papel ancestral que desempeña este canto, como elemento catequizador del pueblo.
Estas coplas están estructuradas en estrofas de siete versos con rima asonante, todos endecasílabos menos el quinto dotado de cinco silabas y que es precisamente el que se repite.
«El devoto que más madrugare
a coger panochas del santo bancal
que por chicas o grandes que sean
antes de una hora llenan el costal
Ángeles subid Ángeles bajad
Con aliagas, antorchas y lumbre
Para las panochas que se van a asar»
En cuanto a la música podemos destacar que se trata de una composición genuina, fuera de lo común, comparándola con los cantos de Auroros de Murcia o con los campanilleros de Andalucía. La música de «Los despertadores» de Huéscar se estructura básicamente en dos líneas melódicas, modulando del modo menor al mayor y viceversa, una con el solista y otra con el coro repitiendo, dónde cabe destacar el punteo de las bandurrias y laúdes en el quinto verso.