Los vecinos de Montefrío han llevado sus roscas de pan al Señor de la Caridad y la Paciencia de Montefrío, más conocido como el “Cristo de los Pobres” o “el Señor de las Roscas”, que este año ha vuelto a procesionar por el municipio.
Se trata de una curiosa tradición en la que el párroco de la localidad bendice en el altar las roscas de pan que les llevan los vecinos, como símbolo de la prosperidad y la abundancia.
Desde hace más de un siglo, cada comienzo de mayo los montefrieños llevan sus bolsas repletas de roscas de pan a la iglesia, para que el Cristo de los Pobres las consagre, en un emotivo acto en el que se colocan todas las bolsas junto al altar mayor.
Posteriormente, el Cristo recorre las calles del Barrio Alto de Montefrío acompañado de miles de fieles. Al finalizar su recorrido, de nuevo en el Convento de San Antonio, se lanzan fuegos artificiales.
Este año, los montefrieños han vuelto a llevar sus roscas a la iglesia, donde han sido bendecidas por el cura, cumpliendo un estricto protocolo sanitario y de uno en uno, para evitar aglomeraciones.
Una talla del siglo XVII
Como explica el alcalde en funciones de Montefrío, Agustín García, la procesión del Señor de las Roscas “es uno de los mejores ejemplos del folclore popular montefrieño, y se lleva a cabo desde hace más de un siglo”
La talla, que data del siglo XVII y fue restaurada tras la Guerra Civil, es una de las imágenes más veneradas del municipio, y le rinden devoción vecinos y vecinas de todas las edades.
Antiguamente, recuerda el alcalde, “en épocas de sequía los montefrieños le pedían al Señor de la Caridad y la Paciencia que lloviera para tener buenas cosechas, y hace solo unos meses la imagen volvió a salir en procesión para pedirle que lloviera, y parece que funcionó”.
García agradece a los vecinos “el cariño con el que cada año celebran y dan vida a esta costumbre tan nuestra”, así como el trabajo de la Hermandad de la Virgen de los Remedios y de la parroquia.