En recuerdo de Fernando Sebastián

Escrito del Capellán Mayor de la Capilla Real, D. Manuel Reyes.

Hoy domingo reproducimos el texto escrito por el Capellán Mayor de la Capilla Real sobre lo que significó el paso del cardenal arzobispo D. Fernando Sebastián por nuestra diócesis.

El cardenal arzobispo Sebastián, fallecido en Málaga el 24 de enero, fue coadjutor de nuestra diócesis siendo arzobispo D. José Méndez Asensio, como ya informábamos en esta web.

 

«Con profunda emoción recibo esta tarde la noticia de la muerte de Don Fernando Sebastián y envuelto en ella debo presentar en unas líneas lo que significó su paso por nuestra querida Iglesia.

Pero hay que situar ese paso en una breve y somera presentación de su vida. Una larga vida de servicio a la Iglesia comenzó cuando en su primera juventud encontró su vocación en la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.

Fue primero un religioso dedicado al estudio y la enseñanza de la Teología, en los centros de formación de la Congregación y después en la Universidad Pontificia de Salamanca. Allí vivió una etapa como Decano y Rector en tiempos de especial dificultad en los ambientes de formación sacerdotal. Fue su primera dedicación que nunca ha abandonado totalmente y ha cultivado en publicaciones, conferencias e incluso en la enseñanza en el Seminario de Málaga. Vino después en 1979 su nombramiento como Obispo de la diócesis de León y, sin dejar de serlo fue elegido Secretario General de la Conferencia Episcopal Española en 1982. Durante un año atendió simultáneamente ambos trabajos y en 1983, dejando León, estuvo centrado en el servicio a la Conferencia Episcopal. Fueron años de gran empuje y vida en la Conferencia con documentos trascendentales y cuidados planes pastorales, atendiendo también a las necesarias relaciones de la Iglesia con el gobierno, cuando en 1982 la transición política se hizo más profunda. En la primavera de 1988 fue nombrado Arzobispo Coadjutor de Granada con derecho a sucesión. Granada tenía un gran amor y filial devoción al Arzobispo Don José Méndez, pero todos supieron compaginar esto con la gran alegría y esperanza que trajo la incorporación de Don Fernando a la diócesis. La Archidiócesis estaba en un momento de intensa vida comunitaria: se celebraba en aquel mes de junio la primera asamblea de representantes de los numerosos grupos que preparaban el III Sínodo Diocesano convocado por Don José Méndez. Don Fernando encontró un clima de gran entusiasmo en los diversos ámbitos de la comunidad cristiana embarcada en un Sínodo que sintonizaba con las propuestas pastorales de la Conferencia Episcopal.

Se esperaba de Don Fernando un ministerio episcopal largo, denso y rico para Granada y, de algún modo, para las Iglesias andaluzas, conociendo la notable y ya larga experiencia de colaboración de los Obispos del Sur entre sí. Esta esperanza se apoyaba en la trayectoria del Arzobispo, clara y clarificadora, como teólogo, como Obispo y como Secretario de la Conferencia. No faltaban los que conocían su personalidad humana y calidad cristiana. El la demostró en la convivencia y colaboración con el querido Don José Méndez.

Clausurado el Sínodo en 1990 sólo un año más permaneció Don Fernando entre nosotros. Sin abandonar su nombramiento de Arzobispo Coadjutor de Granada su nombramiento de Administrador Apostólico de Málaga le llevó a esa ciudad donde permaneció desde 1991 a 1993. No perdió el contacto con Granada: diversos sectores pastorales continuaron en sus manos, entre ellos lo referente a pastoral universitaria y juvenil. Pero Málaga le requería una dedicación intensa. Fueron años de gran dedicación a diversas tareas: Málaga y Granada, Canciller de la Universidad Pontificia de Salamanca, Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal (de la que en febrero de 1993 fue elegido Vicepresidente), frecuentes conferencias y otras actividades de tipo pastoral y teológico y en los medios de comunicación social. Así se proyectó su ministerio por toda la Iglesia española, con algunas intervenciones también fuera de España.

El día 26 de marzo de 1993 se anunció que Don Fernando Sebastián había sido nombrado por el Santo Padre Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela.

Se despidió de Granada el domingo 25 de abril de 1993 con una misa en la Catedral concelebrada con Don José Méndez. En las naves llenas de fieles y el profundo sentimiento con que vivimos esa celebración expresaron el afecto que Don Fernando dejaba sembrado en Granada. Lo mismo se vivió al día siguiente en dos despedidas: en la mañana con los sacerdotes y religiosos, y en la tarde con seglares y religiosas.

Aquí quedaban muchos recuerdos y sinceras amistades. Pero ha tenido varias ocasiones para volver a Granada, especialmente cuando desde su estancia en Málaga donde fijó se residencia cuando en 2007 pasó a emérito.

Don Fernando ha ejercido de manera constante y admirable su magisterio Sólo de los primeros cinco años andaluces, granadinos y malagueños se recogieron y publicaron más de doscientos cincuenta intervenciones y escritos. Siempre dispuesto a hablar, a enseñar, usaba todos los medios, los propios y habituales del ministerio de la predicación: homilías, catequesis, retiros… y otros variados foros: conferencias, entrevistas, ruedas de prensa, artículos, apariciones en televisión…

Vuelto a Málaga de nuevo después de los años en Navarra, Dios le ha concedido doce años de fecunda vida: ha prestado un servicio importante a la diócesis malagueña y ocasionalmente a otras andaluzas, ha sacado valiosas publicaciones y se ha multiplicado en conferencias y predicación por toda España. El Papa Francisco nos sorprendió cuando a Don Fernando ya octogenario lo nombró Cardenal: es un signo de reconocimiento a una importante y total dedicación a la Iglesia de este religioso claretiano durante tantos años y en ámbitos difíciles.

Entregado a la Iglesia desde su juventud con total disponibilidad, la Iglesia le ha pedido mucho. A este aragonés la llamada de la Iglesia lo ha hecho catalán, castellano, leonés, madrileño, andaluz y navarro. Para que la sirva como religioso, profesor y Obispo, pastor diocesano y secretario de la Conferencia Episcopal Española. En esa variedad de ambientes, de circunstancias y oyentes ha vivido siempre como un gran sacerdote y maestro, con constancia en el vivir una fe profunda y sencilla y en proponer desde ella una visión atrayente y verdadera de Dios, del mundo y del hombre.

Manuel Reyes
Capellán Mayor de la Capilla Real de Granada
24 de enero de 2019

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